lunes, 1 de agosto de 2011

DE LA INFANCIA Y LOS AVIONES PARTE II

De la infancia y los aviones Parte I


Tuve la oportunidad de crecer en un mundo de aviones. Mi padre era piloto de una línea aérea y eso hacía que mis fantasías se volvieran realidad más o menos a menudo cada vez que viajaba con el. Y créanme que viajar con él eran los momentos más felices de mi vida. Porque iba al aeropuerto y aquellas fantasías por un rato se volvían realidad. El Aeropuerto y el avión en el que iba a volar era para mí el patio de juego más grande que un niño podía tener.

Recuerdo que esperaba con ansias el momento en que mi papá me decía "hijo te quieres venir conmigo a XXX?" El XXX no es una referencia pornográfica, ni mucho menos un lugar de damas de compañía. Era cualquier destino al que él volara pero que en realidad para mí no tenía mucho significado. El simple hecho de que dijera las palabras mágicas "te quieres venir conmigo a...." implicaba que el juego del pupitre en el salón o el dibujo libre se iban a hacer realidad por unos horas o unos días. Cosa que implicaba que saldría de aquél mundo real que tanto me chocaba desde niño y me iba a llevar a tomar la Autopista Caracas La Guaira rumbo al Aeropuerto y de
ahí a cualquier destino del mundo abordo de un avión.

Finalmente el día llegaba. De la emoción nunca dormía en la noche y estaba tan alborotado que mi mamá siempre salía con unas goticas naturales para intentar calmar mis ansias locas. Mi papá solo sonreía. Probablemente encantado de la pasión loca que le generaba a su hijo su lugar de trabajo e identificándose conmigo. Porque si algo tenemos los amantes de este mundo loco es que todos tenemos este vínculo en común. De hecho, es el vínculo más fuerte que tengo con mi papá hasta el sol de hoy. Lo que nos une y nos hace dos personas especiales, que podemos pasar horas conversando sobre los aviones, el trabajo y la vida en el aire. Pero de mi papá hablaré en otro momento.

Acompañar a mi papá por el aeropuerto; siempre perfectamente vestido, oliendo a perfume y con un caminar seguro que siempre me impresionó y admiré era uno de mis momentos preferidos; porque entraba en el mundo de la aviación como tal. El que la gente no conoce, el prohibido, el secreto y eso sencillamente me fascinaba. Lo acompañaba a Despacho de Vuelos y siempre me quedaba como un loco al lado de el viendo el plan de vuelo, la ruta y todos los preparativos. Ya en el avión era una emoción que no cabía en mi. En los tiempos previos al 11-S perfectamente podía ver el despegue y el aterrizaje desde el cockpit y era una sensación alucinante para un niño amante de los aviones tener esa oportunidad. Los despegues y los aterrizajes me volvían loco, ver todo sentado detrás de mi papá me hacía no sólo sentirme loco por aquel momento sino porque era mi papá el director de esa orquesta que tanto me hacía alucinar. El vuelo lo compartía entre estar en el cockpit y la cabina de pasajeros. Aquí conocí a los tripulantes de cabina. Cuya labor también me llamaba mucho la atención y admiraba tanto como el trabajo de los pilotos. Siempre me impresionó su pulcritud, su perfecta organización, lo que representaban delante de los pasajeros y sobretodo la camaradería y lo agradable que se veía ese trabajo. Así nació mi amor por este oficio al que le dedico mi vida... Cómo llegué a ser tripulante de cabina se los contaré más adelante....

Felices Vuelos!


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