sábado, 13 de octubre de 2012

Así que esto es la vida real.....

Saludos mis queridos amigos

Ya hace un mes que no estoy en contacto con ustedes. Este mes para los venezolanos ha sido intenso. Estuvimos sumidos en el calor de una campaña electoral sin precedentes en la Historia Republicana de nuestro país, hemos tenido esperanza, nos hemos reido y hemos llorado.... Pero a la final aquí estamos y aquí seguimos. Con la frente bien en alto y listos para continuar trabajando para hacer de nuestro país lo que todos soñamos.

Este mes ha sido de grandes cambios para mí. Como les conté en mi entrada anterior acepté un cargo en tierra y Mi Vida en el Aire fue cambiada por papeles de oficina, computadoras y un nuevo código para mi desconocido.

Les cuento que estoy muy feliz con el cambio. Siento que puedo crecer y hacer cosas útiles para hacer de nuestra aviación algo mejor. Sin embargo el camino está lleno de baches, uno de ellos y del que les quiero hablar hoy: La fotocopiadora.

Un tripulante conoce de mundo, conoce culturas, se desenvuelve como pez en el agua en un aeropuerto, un avión, hoteles y ciudades. Conoce de seguridad, conoce de Primeros Auxilios. Sabe muchas cosas que son muy útiles dentro del avión; Sin embargo nadie me preparó para enfrentarme a ella. Si, esa máquina gigante que hace de todo; tanto así que creo que si presiono el botón correcto hasta un Nescafé me puede salir.

Mi primera vez con ella fue toda una aventura: me dieron una clave y eso fue todo. Me acerqué a ella y cuando la vi dije "Y esta cosa como funciona?" Ahi comenzó mi calvario. Un Tripulante manejando una fotocopiadora es como un sueco bailando merengue. Mi primer intento de imprimir resultó todo un desastre. Las hojas salieron al revés, tranqué la maquina y tuve que pedir ayuda. Vale la pena acotar que la persona que me ayudó prácticamente se burlaba al ver cómo una persona adulta simplemente era vilmente derrotado por esa máquina del infierno; que está diseñada para hacer la vida más facil pero que para mí es como una enemiga que tiene jurada mi destrucción.

Poco a poco he aprendido a dominarla, cada vez que me paro frente de ella digo "¿Quién dijo miedo?" y cada vez me hace más caso. Ya se escanear, fotocopiar y hasta aprendí a enviar cosas desde mi computadora  y que por arte de magia ya están impresas. No dejo de sorprenderme cuantas cosas hay en el mundo fuera del avión que uno no conoce. Pero así es la vida: ensayo y error, aprendizaje y seguir adelante.

Les confieso que extraño mucho los aviones. Desde mi oficina no se ve la luz del día. No sé si está lloviendo o está soleado. Solo  hay un cuadro con un avión de nuestra flota que se ve majestuoso, un avión en el que he estado miles y miles de veces y que me ha llevado a conocer el mundo. Por momentos me quedo viéndolo y pensando en cuanto lo extraño, en cuanto extraño aquel lugar de trabajo donde el cielo siempre está azul... Sin embargo me siento feliz al pensar que la vida me mostró otro camino y que como todo camino siempre tendrá sus pros y sus contras y que dentro de nada estaré nuevamente en el avión para hacer catarsis.

Nos vemos pronto abordo

Felices Vuelos


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