domingo, 4 de septiembre de 2011

COTORREADOR EN LOS AIRES


Soy un cotorreador. Lo reconozco, me da un placer horrible conversar y conversar. Sobretodo con extraños. Pero ¿qué es un extraño? Simplemente una persona a la que aún no le hemos dicho Hola! ¿Cómo estas, cómo te llamas?.
Una de las cosas que más amo de mi trabajo es que me da la oportunidad de conversar con extraños. Personas que probablemente nunca vuelva a ver jamás y que por éso mismo muchas veces soltamos las lenguas y conversamos abiertamente. En los aviones la gente no está en su ambiente normal. Muchos están nerviosos, tienen ansiedad o simplemente están aburridos y no hay mejor forma de calmar los nervios, aplacar la ansiedad o matar el aburrimiento de un vuelo de 8 horas que hablar con un tripulante. Y yo como soy un cotorreador me aprovecho de ello.

En los vuelos largos; esos nocturnos en los que todo el mundo duerme y nosotros aguantamos el sueño y pasamos frío siempre hay alguien que se acerca al galley (la mal llamada cocina porque ahí no se cocina nada) y comienza a merodear, tu ves la actitud de la persona y dices "ayy este(a) quiere cotorrear" y empiezas el ritual de acercamiento: dejas lo que estás haciendo y te quedas como con cara de fastidiado y esperas el contacto: "hace frio no?" o "me das un aguita por favor?" y ya sabes que viene la cotorreada.

Siempre comienzan igual, primero el ritual de las "cinco preguntas más frecuentes que le hacen a un tripulante de cabina" y luego viene la parte buena. La gente quiere saber de ti antes de compartir sus experiencias así que trato siempre de ser lo más detallista posible para luego cumplir mi fetiche de que me cuenten sus vidas. En estas cotorreadas he conocido gente interesantísima. Desde atletas que van a competencias y terminan contándote sus miedos a perder, a viajeros errantes que van a probar suerte en otras partes, gente que regresa al país después de intentarlo afuera y fracasar y hasta viejos que te cuentan cuántas relaciones fuera del matrimonio tuvieron cuando eran jóvenes. En una oportunidad me puse a hablar con un muchacho con look de emo que terminó diciéndome que tenía una necesidad loca de llamar la atención y que era culpa de sus padres porque cuando era niño le prestaban atención a su hermana mayor y a el lo dejaban a un lado. Mi recomendación? psicólogo contigo porque mientras más viejo más loco. Eso me ha dado mi experiencia en la vida y las cientos de hora de "terapia" que he llevado en los aviones conversando con extraños.

Felices vuelos!


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