Queridos Lectores
Cuanto tiempo sin escribir un post por aquí. Después de
mucho tiempo por fin estoy de vacaciones y nuevamente escribiendo muchas cosas.
Algunas para el blog, otras para mi y otras que quizás algún día terminen en un libro 100% honesto
sobre la vida de un Tripulante de Cabina Internacional. Espero entiendan, el
blog está censurado. El día que me jubile escribiré desde una posada en Canaima
muchas de las anécdotas más divertidas que simplemente mientras esté trabajando
no puedo contar.
Hoy les quiero contar algo un poco personal. Hace poco tuve
una corta pero apasionada relación con una persona con un nivel de locura más
allá de la de cualquier persona normal. Dicen que la gente de aviación tiene
mala suerte en el amor porque somos abejas que vamos de puerto en puerto y de
cama en cama. No niego que el estereotipo de la promiscuidad sexual en la
aviación tenga algo de cierto. El que no haya jamás hecho algo así que tire la
primera piedra y no seré yo por cierto. Pero creo que más bien nuestro fracaso en el amor viene porque definitivamente pocas personas realmente entienden lo que significa nuestro trabajo y caemos con la primera persona que si no es del medio aeronáutico nos hace creer que realmente entienden y apoyan algo que para muchos es sencillamente inconcebible.
Creo que muchos de los que formamos
parte de este medio sentimos un poco de asco por las relaciones asfixiantes:
Lunes cine, Martes Teatro, Miércoles Trotar, Jueves Tragos, Viernes disco, Sábado
Playa y Domingo Pelis en casa. El teléfono sonando 10 veces al día para preguntar ¿Qué haces? son cosas que sencillamente me enferman. ¿En qué momento eres tú mismo? La verdad ahí
es cuando provoca salir corriendo, apagar el celular y decir “No Compadre me voy a las nubes y a
ver que consigo en Madrid” y ahí radica el problema. Cómo compaginar una
profesión que implica estar mucho tiempo afuera con una persona que entienda
que ése es su modo de vida y que no andas revolcándote en otra ciudad sino
teniendo un espacio de libertad que todos los Pilotos y Tripulantes del mundo
necesitamos para mantenernos felices.
Volviendo al tema; últimamente tiendo a divagar mucho, esa
persona que les conté al comienzo fue una de esas que al principio decía "que hermoso es tu trabajo, me hubiera encantado hacer lo que haces" hasta que como a todas las personas desequilibradas se le comienzan rápidamente a ver las costuras y me dijo una frase que me sonó tanto que hasta el sol de hoy me retumba
en los oídos: “Gracias a Dios que ya no eres sobrecargo… creo que eso de tener
un novio que viaja por el mundo, follando en cada hotel y después sirviendo una
gaseosa en el avión no es lo que quisiera para mi” Justamente ahí abrí los
ojos. ¿Con quién demonios estoy saliendo? ¿En qué momento dejé de ser
sobrecargo? Y definitivamente ¿Quién se cree este personaje? ¿Es que acaso soy un puto que sonríe y duerme en camas ajenas? Lamentablemente la respuesta me la dio la vida a los pocos días.
El 8 de Julio un Boeing 777 de Asiana Airlines se accidentó en el Aeropuerto Internacional de San Francisco resultando en una evacuación exitosa de la gran mayoría de las casi 300 personas que viajaban abordo.
Muchos de los que somos Tripulantes nos conmueve esta
historia del vuelo de Asiana porque si, quizás para los demás no somos más que
un grupo de promiscuos que vamos de cama en cama sirviendo gaseosas por el
mundo pero lo que la gente no sabe es que ese grupo de personas está preparada
y dispuesta para salvar tu vida en el momento que menos lo esperas. Esos 11
chicos que salvaron la vida de casi 300 personas probablemente tuvieran planes
para su pernocta en San Francisco; quizás alguno iba a terminar revolcándose
con otra u otro, quizás otra escapaba del novio celópata que no la deja
respirar pero que mantiene por tener alguien a quién escribirle cuando llega a
casa en fin... todos tenemos esas historias y por eso creo que todos nos
podemos sentir identificados con ellos.
Ojalá mis queridos lectores siempre puedan vernos como eso; ojalá que todas esas horas de entrenamiento nunca las tengamos que usar porque al final nadie desea ver lo que realmente hace y para qué está entrenado un Tripulante de Cabina.
Siempre seré Tripulante, no importa el cargo que tenga porque
mi corazón está en las nubes, en los aviones y en esa noble profesión que para
muchos no es más que sexo y refrescos pero que para los que la amamos lo es todo.
Les deseo a todos como siempre
Felices Vuelos!