domingo, 31 de julio de 2011

LOS PLANE FREAKS




Quiero dedicarle esta entrada de mi blog a todos aquellos que somos plane freaks y que al momento de subirnos a un avión no podemos ocultar nuestra emoción. Aún a pesar de que es mi trabajo y que obviamente como todo trabajo puede llegar a tornarse rutinario el hecho de subirme a un avión siempre me genera una sensación agradable. Puedo estar triste, puedo tener problemas grandes, puedo quizás simplemente haberme levantado de mal humor y al momento de poner un pie en el avión todo eso se olvida. Literalmente los problemas se quedan en el jetway.

Este tipo de pasajeros forma parte del 10% que no es ni control freak ni resignado. Es un especímen totalmente diferente y que ya en la puerta del avión los reconoces. La mirada brillosa, la sonrisa de oreja a oreja que no pueden ocultar por nada, la camara en la mano o colgada del cuello y el toque final: la sobada al fuselaje del avión antes de entrar los delatan como lo que somos "plane freaks". Si hay alguna duda lo siguiente que hacen es tratar por todos los medios de mirar hacia el cockpit con desesperación y viene la pregunta "puedo entrar a tomar una foto rapidita?" siempre con una sonrisa inmensa y un respeto increíble. ¿Cómo decirle que no a un plane freak? Si amas tu trabajo, amas los aviones y si amas los aviones entiendes el sentimiento de ese que quizás sólo una vez al año se sube a un avión y que para él es la experiencia de su vida.

Para mi son mis viajeros favoritos, son como yo y los entiendo a la perfección. Recuerdo a un niño como de 10 años que le vi apenas entró al avión esa mirada de loco, esa ansiedad de ese momento y me sentí demasiado identificado. Apenas terminó el embarque vi que quedaba un ratico y le pregunté "quieres ir al cockpit?" respuesta automática un brillo en los ojos una sonrisa que no cabía y un "si por favoor"con la voz temblorosa. Se tomó fotos con los pilotos, conmigo y se regresó a su asiento. Después del vuelo, cuando se iba a bajar del avión me dio un abrazo y apenas pisó el jetway volteó hacia el avión, sobó el fuselaje y se lanzó el suspiro más grande que he visto. En mi vida me había sentido tan feliz por alguien. Sin lugar a dudas él cuando crezca será uno más de este hermoso medio. Viva la aviación y vivan todos aquellos que aman y respiran por esos tubos de aluminio que cruzan los cielos del mundo.

Felices Vuelos!

Twitter: @Charlieccs

¿VENTANA O PASILLO?


¿Ventana o pasillo? Ésta es la única pregunta que al pasajero promedio le hacen al momento del chequeo para un vuelo y es lo único que puede controlar. Control.... la gente le gusta tener el control de las situaciones y en un avión cuando viajas del punto A al punto B no importa que seas el ejecutivo más exitoso del mundo, o el artista más famoso del momento. Si viajas en una linea comercial y no en un jet privado desde el momento que eliges "ventana o pasillo" estás en mano de la línea aérea y tú como pasajero tienes dos opciones: o lo asumes o luchas contra ello. Y si decides luchar contra ello ahí comienzan los problemas.
Cuando la gente pierde el control de las situaciones sencillamente no saben cómo actuar. Aquí nace un dicho muy conocido en el mundo aeronáutico que dice "when the passengers pack their bags their also packs their brains" o "el pasajero cuando empaca su maleta también empaca su cerebro" En un aeropuerto la gente está a la merced de controles y situaciones totalmente ajenas a su voluntad que se pueden tornar en una situación bizarra y en la mayoría de los casos desagradable. Cuando el ser humano se ve en situaciones de estrés puede salir a relucir lo mejor o lo peor de lo que como seres humanos somos . Y en el caso de las situaciones que se presentan en un aeropuerto podemos conseguir básicamente dos tipos de personalidades: los control freak y los resignados:

El "control freak"

Es aquel pasajero que vemos malhumorado, que apenas pasa algo mínimo que no es de su agrado estalla en un ataque de ira tal que el resto de las personas se sorprende. Es el típico pasajero que vemos con el boarding pass dentro del bolsillo de la camisa, viendo los monitores de salidas cada dos minutos y su reloj cada minuto, con un maletín de mano y quejándose de que la aerolínea siempre se demora, que los precios de la comida en la feria de comidas del aeropuerto son astronómicos y hasta que el wifi gratuito del aeropuerto es una porquería porque tiene que caminar hasta un mostrador de información para que le den la bendita tarjetica para conectarse. Este tipo de pasajero está fuera de control. Aquí no está en su "safe zone"; está en un mundo diferente; en un mundo en el que nada pueden hacer y en el que o se atañen a las reglas o sencillamente quedan out. En mi experiencia he aprendido a identificar a éste tipo de pasajeros y evitarlos hasta más no poder porque ya sabemos que a la primera que pase o a la primera que escuche cualquiera de las frases que un pasajero no quiere escuchar en un aeropuerto o en un avión va a estallar en una ira horrible. Una ira que sólo le servirá para desahogarse, porque a la final no hay nada que hacer. Estás en el aeropuerto y no queda más que resignarse a lo que venga.

El resignado

Afortunadamente dentro de esta categoría entra el 90% de los viajeros promedios de una línea aérea; es aquel pasajero que también por estar fuera de su "safe zone" sencillamente se siente perdido y hasta asustado y sencillamente acatan hasta la última norma posible y que no refuta ni lo más absurdo que pueda ver. Es el típico pasajero que pide perdón por todo. Que se queda parado en el medio de una fila porque está perdido y termina siendo regañado, es el típico que no sabe o no recuerda que adentro del aeropuerto todo es más caro y termina pagando a regañadientes los altos precios; pero sin quejarse y que el hecho de que el Aeropuerto tenga wifi gratuito le parece maravilloso porque puede utilizar su laptop mientras espera su vuelo; probablemente para colocar en Facebook "En el Aeropuerto rumbo a......" . También es el típico pasajero que al llegar a su asiento ve que va sentado entre una señora de 100 Kilos y una mujer con un bebé de 1 año y no hace más que suspirar, esbozar una pequeña sonrisa y decir "permiso éste es mi asiento".

En los años que tengo como tripulante he visto como éste tipo de personajes interactúan dentro del tubo de aluminio que es el avión. En una oportunidad en un vuelo totalmente lleno una Señora que controló la decisión de "ventana o pasillo" vio frustrada su única decisión al abordar el avión y darse cuenta que su flamante asiento "32B" no era un asiento de ventanilla sino una fila central. Aquella mujer comenzó a actuar como una niña de 7 años. No había forma de calmarla, gritó como loca e inclusive en un acto que casi hizo que soltara una carcajada comenzó a dar patadas contra el suelo porque sencillamente no quedaban más asientos en el avión y lamentablemente no había nada que hacer. Mientras el resto de los pasajeros, aquellos que forman parte del 90% de resignados la miraban algunos con sorpresa, otros riéndose y otros sencillamente con verguenza. Vale la pena acotar que no faltó el "control freak"; que en estos casos siempre aparece, y gritó " ¡mija a todos nos pasa lo mismo siéntate y deja el escándalo que ya el vuelo está demorado!" Reacción de los resignados y el resto de los control freak: aplauso en cadena y una mujer muy sonrojada.

En conclusión cuando viajes en avión piensa en que grupo estás. Si en los control freak o en los resignados y en base a eso analiza tu comportamiento. Asume que no tienes el control y disfruta el ser un borreguito dentro de un mundo desconocido para todos.
Felices vuelos!

LAS FRASES QUE NADIE QUIERE ESCUCHAR EN UN AVIÓN O EN UN AEROPUERTO



En mis años de experiencia volando he descubierto una serie de frases que pueden provocar en el pasajero promedio sentimientos que pueden ir desde la ira, la ansiedad, miedo y hasta caras más tristes que la niña de la propaganda del jamón Plumrose. He aquí mis favoritas:

"Señor tiene que chequear su maleta; ya no tenemos espacio en los compartimientos superiores"

"Su vuelo está demorado por mantenimiento no programado"

"Señor lo lamento ya no queda más pollo sólo nos queda carne"

"Señor disculpe es que ese asiento no reclina"

"NO HAY AVIÓN"

"Lamentablemente aunque efectivamente es un asiento de ventanilla en esa fila no hay ventanilla"

"Lamentablemente el vuelo está sobrevendido y deberá esperar a mañana. Lo lamento mucho"

"El aeropuerto de destino está cerrado por mal tiempo, no saldremos hoy pero como es por mal tiempo la compañía no se hace responsable... Lo lamentamos... Gracias :) "

"Entiendo que mida 1.90 y no quepa en el asiento... pero lamentablemente no queda nada más disponible... lo lamento"

"Lo lamentamos pero por un desperfecto técnico nos tenemos que devolver al Aeropuerto"

De la Infancia y los aviones Parte I




Cuando somos niños todo soñamos con ser algo cuando seamos grandes. Algunos sueñan con ser bomberos, otros con ser médicos, otros con ser veterinarios y en fin hay un grupo de profesiones que son las favoritas de los niños. Pregúntense cuantos niños dicen "cuando sea grande quiero ser ingeniero geofísico." Y no porque no hayan niños que les gusten las rocas y las piedras; porque recuerdo que más de un compañerito de clases vivía obsesionado con comer tierra y tirar piedras. Sin embargo, hay efectivamente ciertas carreras que a los niños les apasiona y con la que juegan y sueñan. Yo no tenía una carrera en específico, sólo tenia en mi mente una cosa y eran los aviones. Los aviones me apasionaban, me volvían loco y creo que no ha habido un solo día de mi vida en el que no haya pensado en ellos.
Estando en el preescolar mi obsesión con los aviones era tal que cualquier oficio que tuviera que ver con la aviación me llamaba la atención. Jugaba a ser piloto, a vender pasajes, a ser operador telefónico de reservaciones, a ser azafato, a cargar maletas ;Cosa que destrozó más de un tramo de mi closet porque jugaba a que éstas eran el compartimiento de carga del avión y no tomaba en cuenta en muchas oportunidades el sobrepeso y a hasta limpiar aviones (que era el juego favorito de mi mamá que se aprovechaba de ello para ponerme a limpiar pasillos y muebles de mi casa)
Todo lo que pensaba tenía que ver con un avión; los pasillos entre los pupitres del colegio podía fácilmente en mis fantasías convertirlos en pasillos de avión y los pupitres y compañeros de clase en asientos y pasajeros de un vuelo ficticio que no salía del aula de clase. Me encantaba que la maestra me diera papeles para repartir para simplemente pasearme por el salón jugando a ser sobrecargo. Un carro era el cockpit perfecto. Cada botón del carro podía ser un interruptor de aquel avión que despegaba e iba más allá de las nubes a esos lugares lejanos que tanto ansiaba conocer.
Así comenzó mi vida. Entre aviones y sueños. Entre juegos que me llevaban a ser piloto, azafato, monta cargas, limpia aviones, agente de ticketing y cualquier otra cosa que tuviera que ver con aquél mundo que me fascinaba y que no podía dejar de imaginar con formar parte cuando fuera grande.
Mi momento favorito del colegio era cuando nos decían "dibujo libre" porque podía adentrarme en mi mundo de fantasías y dedicarme a pintar aviones y aviones y aviones. Sin embargo, en el "dibujo libre" vino mi primer trauma aeronáutico; porque tanto llegó a ser mi obsesión por los aviones que mi maestra de Kinder llamó a mis padres y les dijo "no tiene imaginación, su imaginación está concentrada solamente en aviones y eso no es sano.". Fue mi primer golpe en la vida. No me permitieron pintar más aviones en los mal llamados dibujos libres. "Pinta una casa" decía mi maestra Cecilia y para mi era tan absurdo dibujar una cosa tan básica como una casa. La casa yo la veía todos los días, mi colegio era una casa, a los lados habían casas no le veía el sentido. "Pinta una montaña" ¿Para qué si enfrente hay una que también veo todos los días?. En cambio un avión no lo veía todos los días y ese era el objeto de mis fantasías y el que quería pintar en esos mal llamados "dibujos libres".
Tanto fue la lucha de mis padres y mi maestra que terminé dibujando la aburrida casa pero con un avión volando al fondo, pintaba la bendita montaña pero con un avión sobrevolándola. Cecilia no me entendía y me decía "Carlitos en la vida hay muchas cosas lindas que ver, muchas cosas lindas que pintar, muchas cosas más qué soñar con un avión" pero no había forma. Yo sólo quería pintar aviones y a la final la pobre Cecilia se dio por vencida y dejó que pintara mis queridos aviones. Los dibujos libres volvieron a ser libres y nunca más nadie evitó que mi imaginación siguiera muriendo a consecuencia de mi amor por los aviones.
Y así fue, hoy en día mis muñecos no son más que 5 palos con un círculo como cabeza, mis casas no avanzaron del dibujo arcaico del cuadrado con dos ventanas, una puerta y una mal llamada chimenea con algo que simula ser un humo saliendo de ella. Algo problemático cuando tengo que tomar un test psicológico y quedo como un mongólico porque no se dibujar. "Déjame dibujarte un avión y te quedas loco" es lo que me provoca decirles.

Todo tiene que tener un comienzo....


Comienzo por presentarme. Soy Charlie.... Trabajo como Tripulante de Cabina (sobrecargo, aeromozo, asistente de vuelo, azafato, tcp) cualquier nombre que le quieran colocar en cualquier parte del mundo, pero cuyo significado es el mismo: Estar gran parte de los días de mi vida montado en un avión yendo de un lado a otro,transportando personas con sueños, ilusiones, problemas, perros, gatos, cirugías, dentaduras postizas, hijos, nietos, muertos, casados, solteros... en fin un sin número de personas que son encerradas dentro de un tubo de aluminio que va a 11.000 metros de altura a 900 kilómetros por hora y es mi función no sólo atenderlos; que es la parte visible que todos ven, sino de controlar el orden en caso de una emergencia, sacar a esa gente en caso de que dicho tubo termine siendo un amasijo de hierros humeante. Me toca hacer de enfermero, médico, psicólogo, maestro, abogado y cualquier otra profesión u oficio que se les ocurra.
Pero a pesar de todo tengo un trabajo único, que te permite un estilo de vida único. Estando en las alturas; en un ambiente que para la mayoría del común es un ambiente hostil y bizarro me siento feliz, me siento vivo y no lo cambiaría por nada en el mundo. De eso espero que trate este blog. A la final no sé si lo continuaré o lo dejaré nuevamente. Espero continuarlo y que esta entrada que probablemente sólo un ocioso llegará a leer sea el comienzo de algo. Bueno... malo no se... sólo espero que sea el comienzo de algo.
Bienvenidos Abordo.

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